La Iglesia mínima el espacio en los templos de las clausuras conventuales sevillanas |
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Autor - | Pérez del Prado, Mercedes |
Director - | Jiménez Martín, Alfonso |
Departamento - | Departamento de Expresión Gráfica Arquitectónica |
Fecha de lectura - | octubre/1997 |
Resumen
Sevilla es una ciudad con un patrimonio arquitectónico muy importante tanto cuantitativamente como cualitativamente. Sobre él se han realizado numerosos estudios historiográficos de gran interés, que nos aportan datos sobre la cronología, los autores, los esti … los, la sociedad…Sin embargo, son poco los que se han llevado a cabo desde la perspectiva del arquitecto; que se enmarca y se entiende desde el propio quehacer arquitectónico. Nuestra investigación, encuadrada en esta, tiene como eje central el espacio, fundamento de la arquitectura, y como fuente principal la propia arquitectura, es decir, la lectura in situ, se trata, por lo tanto, del análisis especial de la forma.
Asimismo, su carácter no puede desvincularse de nuestra propia condición de profesora de Análisis de las Formas Arquitectónicas; como tampoco, los términos y conceptos utilizados.La opción por una arquitectura que hace siglos, tan histórica como la de ayer mismo, responde a dos planteamientos: uno, el convencimiento profundo de que aún, y siempre, podremos aprender de ella, para nuestra propia elaboración arquitectónica; por muy lejana que esté, en el tiempo y en la forma, de nuestro trabajo profesional cotidiano. Otro, que como arquitectos y no como «arquitectos aficionados a la historia», podemos sumergirnos en una historia menos frecuentada y aportar una visión diferente y enriquecedora de su arquitectura.Por otra parte, la elección de un tipo espacial implica la consideración de un enfoque que va más allá de épocas, estilos o auotes.
El interés por estudiar el espacio en las iglesias llamadas de «cajón» radica en su sencillez. Nos encontramos ante lo que podríamos denominar, parafraseando un lugar común del movimiento moderno, la «iglesia mínima», que partiendo de una geometría muy simple, la caja, con muy pocos elementos, techo, muro y arco, presenta una notable riqueza espacial y una gran diversidad de manifestaciones, dentro de un arco temporal muy amplio. Por ello, hemos limitado el estudio a los templos de los conventos femeninos de clausura, en los que, salvo excepciones, siempre se ha optado por este modelo para sus iglesias.El termino «cajón», para denominar algunas iglesias, lo acuña, Kubler. Leyendo sus escritos se aprecia, que bajo éste se acogen realidades espaciales muy diferentes, por lo que nos pareció que era preciso aclararlo, a modo de preámbulo.Primero hubo que localizar las iglesias, labor ardua, teniendo en cuenta que en la Guía Artística de Sevilla se recogen ciento doce, y no están todas en ese inventario.
El rastreo comenzó tomando como referencia sus descripciones y el análisis de los fotoplanos de la ciudad (Sevilla, forma urbis), que nos permitía ver si tenía crucero, ya que en muchas ocasiones la guía solo señalaba que era de una nave. Asimismo, a través de éstos intuimos algunas iglesias que no estaban en aquella, por lo que decidimos tomar también como base el plano de Olavide, gracias al cual detectamos otras que habían sido de conventos de clausura, y una de un antiguo colegio. Para comprobar si quedaban más y ver si existía una conexión entre este tipo y los conjuntos a los que pertenecían, es decir, conventos de clausura, hospitales, colegios y ordenes militares, recurimmos a fuentes del siglo XIX -Madoz, González de León y Gestoso-, al Diccionario Histórico de las calles de Sevilla y al estudio sobre los Conventos femeninos desaparecidos en el siglo XIX. De lo anterior extrajimos la conclusión de que en los conventos femeninos, este tipo había sido prácticamente una constante, salvo algunos casos (cinco frente a veinticinco). Consta que, por contra, en los hospitales no se introduce hasta el segundo cuarto de siglo XVII, que en los colegios es excepcional y, en las de ordenes militares, como solo nos ha llegado una, resulta, en principio, un caso aislado.
Esto nos llevó a plantear la posibilidad de reducir el estudio a las primeras; si bien, antes de tomar la decisión, las visitamos todas, y fue la unidad que presentaban las de clausura entre sí frente a las demás, lo que definitivamente nos afirmó en esta decisión.En una primera visita, anotamos impresiones y todo aquello que nos llamaba la atención, medimos la anchura y longitud e hicimos entra otras muchas, do fotografía fijas: la visita hacia la Capilla Mayor y la opuesta. Para que las diferentes orientaciones incidieran en la luz lo mínimo, nos propusimos tomar las fotos a las doce, hora solar; pero no fue posible ya que coincidía con la hora de los rezos, de las comunidades, en el coro y en algunas solo se nos autorizó por la tarde. En la mayoría no se nos permitía el acceso a los coros, lo que nos ha obligado excluirlos del estudio como espacios. Colocamos las dos imágenes de cada iglesia en unos soporte, a modo de murales, ordenadas cronológicamente, con plantas del conjunto y del templo, incluyendo los datos históricos que teníamos hasta entonces; de manera que, se pudieran ver todas de una sola ojeada.Intuimos, a la vista de los paneles, que la época, las dimensiones y el sistema de cobertura estaban muy relacionados.Con ellas siempre presente, comenzamos a recopilar y analizar bibliografía acerca de la arquitectura sevillana y andaluza, mudéjar, renacentista y barroca.
Así como sobre algunos arquitectos específicos, como es el caso de Hernán Ruiz, y también historia de la Iglesia de Sevilla, conventos y hospitales.Después leímos todo aquello que estuviera relacionado con nuestros edificios, elaborando unos cuadros en borrador, donde fuimos insertando todos los datos, siempre desde esa visión conjunta. Asimismo recopilamos toda la información planimétrica que nos fue posible.Teniendo como telón de fondo los conocimientos anteriores, nos volvimos a acercar a cada iglesia analizándolas y anotando todas las hipótesis que podían explicar las anomalías detectadas.Lo primero que elaboramos, en limpio, fue el fichero documental, que consta de una ficha de cada edificio, en la que se recogen una seria de fotografías, los planos elaborados y los datos históricos. Nos ha parecido que, como base de datos, era aconsejable que estuviera en un tomo independiente, para facilitar su consulta. En él se recogen también las fuentes documentales, de modo que en los demás capítulos tan solo aparecerán aquellos datos que no estén recogidos en éste.Desde este conocimiento histórico y análisis previos, intuitivos, de la forma, nos dispusimos a acometer un análisis formas sistemático de carácter comparativo, que constituye el núcleo principal de la investigación.
Lo hemos estructurado en dos apartados: el primero, tiene como base lo cuantificable, es decir, la planta y las alturas; mientras que el segundo se fundamenta en la percepción: análisis desde dos puntos de vista. Debemos señalar, que tan sólo hemos incluido, como dato ajeno a la forma, la cronología; que se introduce siempre al final de cada punto del primer apartado.La planimetría que habíamos recopilado era muy diversa en cuanto a grado de definición, fidelidad y calidad gráfica, que, si bien nos fue útil para ese primer acercamiento, no era adecuada para un estudio comparado riguroso. Ello nos obligó a realizar unos nuevos levantamientos, muy selectivos, pues el criterio no era hacer una representación figurativa autónoma sino una indagación instrumental desde el dibujo. Por tanto, hemos representado tan solo aquello que verdaderamente tenía una repercusión importante en la definición de los espacios. La elaboración de estos levantamientos analíticos, nos fue exigiendo acercarnos al mundo de los trazados y de la construcción: comenzamos por el manuscrito de Hernán Ruiz, realizado en la Sevilla del quinientos y continuamos por los que él cita -Serlio, Vitrubio y Alberti- el de Sagredo y el de fray Lorenzo de San Nicolás.